Mi historia:
Te cuento la historia de porque estoy así ahora mismo...

Empecé en el mundo de la belleza allá por el año 2010. En ese momento, no sabía muy bien si dedicarme a la fotografía o a la peluquería, pero finalmente me decanté por esta última. A lo largo de los años, continué formándome en diversas disciplinas: especialización en maquillaje social, técnica en estética, asesoría de imagen, corte, colorimetría, bla, bla, bla... No quiero aburrirte con toda la titulitis que, sin práctica, para poco sirve. Te quiero contar que en 2022 me encontré con algo que cambiaría mi vida.
¡Nos han engañado!
La industria de la cosmética nos vende mil historias que se agravan cuando descubrimos todo lo que hay detrás. Pero centrémonos en mi historia. Fue en 2022 cuando, tras una revisión ginecológica, me dijeron que algo no andaba bien y que si quería ser mamá. Siempre había dicho que sí, y antes de los 30, pero a los 28 años me encontraba sin muchas expectativas de poder lograrlo. Algunos médicos me dijeron que tenía como máximo un año y que debería considerar una In Vitro, porque de lo contrario, quizás no lo conseguiría.

Fue un año muy complicado, pero también uno de los más agradecidos de mi vida. Conocí a Leire Piriz, nutricionista, naturopata y especialista en MTC, quien revisó mis análisis y cambió mi estilo de vida. Me enseñó a nutrirme bien, a escucharme y a sentir cada momento. Aunque no todo el mérito es suyo, con pequeños cambios fui adentrándome en un estilo de vida más consciente y saludable. También me enseñó sobre los disruptores endocrinos, algo que, a pesar de mi formación, nunca había aprendido. Estos son componentes que afectan nuestras hormonas y, por ende, nuestra salud.

¿Sabes dónde se encuentran estos disruptores endocrinos y otros muchos tóxicos que me rodeaban? En todas partes: desde el jabón con el que te lavas la cara hasta la crema, el perfume, la pasta de dientes, los envases, los plásticos, etc. Entonces, ¿Qué pasó? ¿Me los quité todos? No, ni mucho menos. Es imposible vivir sin tóxicos, pero sí es posible vivir conscientemente, sabiendo dónde están y decidiendo cuáles entran en tu vida y cuáles no. Cuando descubrí esto, ya había dejado mi anterior trabajo, que me causaba mucho estrés y malestar. Después de más de 10 años trabajando en este sector, me sentí engañada.
Era como si hubiera estado engañando a todo el mundo;
me sentía perdida, sin saber qué hacer en este momento...
Lo bonito fue que en septiembre de ese mismo año me quedé embarazada de forma natural y decidí seguir haciendo manicuras semipermanentes (sí, son tóxicas por los ftalatos y demás, pero son relajantes para mí y utilizo productos con menos carga que otras marcas). Así que, entre el embarazo, la baja de maternidad y la crianza, he ido estudiando y descubriendo más sobre este mundo hasta encontrar mi misión en la vida, o al menos en esta empresa. Y no es ni más ni menos que:

PODER APORTARTE ESA CALMA EN MOMENTOS QUE LA NECESITAS A TRAVÉS DE LA BELLEZA CONSCIENTE.
Me encanta estar ahí, ser apoyo, relajar y transmitir esa calma que tanto busqué y al final encontré. Me encanta hacerte un facial sabiendo que no lleva nada dañino para tu salud ni tu piel. Me encanta que, con mis manos, pueda transportarte tan adentro de ti que pierdas la noción del tiempo. Me encanta que fluyas, que te sientas en casa, en tribu, y que estés dispuesta a darte todo lo que te mereces.
Hoy, mi compromiso es que cada persona que cruza la puerta de Meraki sienta que puede ser auténtica y hermosa en su propia piel. Quiero que te sientas apoyada en cada paso, que cada tratamiento y cada consejo se conviertan en una herramienta para redescubrir tu esencia. Estoy aquí para recordarte que la verdadera belleza proviene de cuidarte y de ser fiel a ti misma.
Juntas, vamos a crear momentos de calma y conexión, porque cada día es una oportunidad para florecer y abrazar quién eres realmente. Estoy emocionada por acompañarte en este viaje hacia tu mejor versión.